3. La necesidad de una organización de ámbito nacional
En España, a pesar de existir un significativo número de personas activas en el uso y/o desarrollo de métodos alternativos, y del importante número de iniciativas y actividades científicas relacionadas con el tema que diversos grupos y sociedades han promovido (Tabla 1), no existe aún una organización que sirva de cauce de conexión entre las sociedades y grupos científicos, la Administración, la Industria, y la Sociedad en general, vacío que REMA pretende cubrir.
El capital humano existente, que potencialmente puede integrarse en REMA, abarca un importante y cualificado número de expertos. A título individual existe una presencia cualificada de españoles activos en los modelos alternativos, en organismos tales como ECVAM (miembro del Consejo Científico), European Society of in vitro Toxicology (chaiman del Consejo científico), European Tissue Culture Association, EUROTOX (vocal), ERGATT (representante), ICLAS Working Group on Complementary Methods (coordinador), representantes en los Comités de Expertos para la valoración de Toxicidad y Ecotoxicidad de substancias químicas (D.G. V), de Carcinogenicidad, mutagenicidad y toxicología reproductiva (DGXI), European Chemical Bureau (working group on environmental effects), International Life Science Institut (ILSI) y OCDE, que en su conjunto suponen un importante "haber".
En el "debe", habría que resaltar la percepción sesgada que a veces tiene la sociedad del investigador que no se ocupa de resolver problemas que le preocupan, o de ser poco sensible a las necesidades del mundo empresarial. La industria, por su parte, se ve presionada doblemente: la Administración y los organismos reguladores en general, influidos a su vez por los usuarios, requieren estudios cada vez más exigentes sobre la seguridad de sus productos, que tienen que hacerse con animales dado que son, por el momento, los únicos aceptados oficialmente. Pero, a la vez, también se la presiona por distintos cauces para una reducción o substitución de los ensayos con animales llegando, como en el caso de la industria cosmética, a proponer una una fecha límite a partir de la cual se prohibirán los ensayos con animales.
La Administración, por su parte, acude con frecuencia a foros internacionales donde se toman decisiones que condicionan una legislación que nos vincula y afecta. Sería deseable que en esa tarea pudiera contar con la ayuda de expertos, tanto del mundo científico como empresarial, que contribuyan a defender adecuadamente nuestros intereses.
Todo ello apunta hacia la necesidad de constituir una Organización que coordine los esfuerzos y sirva de cauce para las distintas iniciativas en torno a los métodos alternativos en nuestro país.
Frecuentemente se les reprocha a los investigadores el no ocuparse de resolver problemas que especialmente preocupan a la sociedad y ser poco sensibles a las necesidades del mundo empresarial. La industria se ve presionada doblemente: por un lado, la administración y los organismos reguladores en general, influídos a su vez por los usuarios, requieren unos estudios sobre la seguridad de sus productos cada vez más exigentes; por otro lado, aunque los ensayos toxicológicos normalizados parecen inadecuados para prevenir todos los posibles efectos tóxicos, son por el momento los únicos aceptados oficialmente, existiendo además, en el caso de la industria cosmética, una fecha límite a partir de la cual se prohibirán los ensayos con animales.
La Administración, por su parte, con frecuencia ha de acudir a los foros internacionales donde se toman decisiones que condicionan una legislación que nos vincula. Sería deseable que en esa tarea contara con la ayuda de expertos, tanto del mundo científico como empresarial, que pudieran defender adecuadamente nuestros intereses.
Todo ello apunta hacia la necesidad de constituir una Organización que coordine los esfuerzos y sirva de cauce para las distintas iniciativas en torno a los métodos alternativos en nuestro país.